jueves, 25 de febrero de 2010

QUE NO CUNDA EL DESÁNIMO


Hoy paso de hablar de la política española y/o catalana. Es bastante lamentable en general. En cambio, me llama mucho la atención el desánimo que abunda entre mis amigos del otro lado del charco, que, mayoritariamente, son demócratas y votaron a Obama. Antes de que que fuera elegido presidente, alguna mente preclara ya me dijo que este hombre no podría, de ninguna manera, llevar a cabo su programa, y yo le recriminé duramente su actitud.

Pues resulta que aquella mente preclara, personalidad mundialmente famosa que habita en un cuerpo serrano de 75 años, va camino de tener razón. Por circunstancias diversas he visitado Nueva York asiduamente en los últimos meses. Y constato claramente que la gente ha perdido la fe en Obama. Le reprochan muchísimas cosas, y con mucha amargura, porque, recuérdenlo, Obama fue, durante su larga y durísima campaña electoral, la esperanza que muchos estaban esperando para cambiar el rumbo de los USA.

Por un casual, concidí la otra noche con un célebre director de cine norteamericano, que está rodando en Barcelona. Es un tipo joven, progre, famoso y dinámico que se codea habitualmente con Brad Pitt, George Clooney y gente así. Estaba furioso. Coincidimos ampliamente en los fallos de Obama:
-Haber acptado el Premio Nobel de la Paz.
-Haber renunciado a la reforma de la Sanidad Pública en su país. Lo que está discutiendo ahora es sólo un cataplasma.
-No cerrar Guantánamo, el mayor atentado contra los derechos humanos cometido por un estado que se declara democrático. Lo había prometido en su campaña.
-No revisar su política con Cuba, sucumbiendo así a las presiones de los envejecidos lobbies anticastristas de Miami. ¿Por qué gente de a pie como nosotros podemos pensar que mantener el embargo es el mayor apoyo posible al régimen castrista, y todo un Obama no es capaz de ver este hecho?

Cierto es que la crisis económica está arramblando con todo, que la primera demanda de los ciudadanos de cualquier país, ante todo, es poder satisfacer sus necesidades más básicas. Pero no menos cierto es que, sobretodo, los demagogos que se aprovechan de la crisis lo que están haciendo es destruir cualquier intento de llevar a cabo políticas de izquierdas, sean cuales sean, para auparse ellos en el poder. ZP, a mí, me ha decepcionado. Obama también ha decepcionado a sus electores, y la decepcion es doble por el fracaso (de momento) de una oportunidad que desearon ansiosamente tras las nefastas presidencias de G.W. Bush.

Ayer miraba, zapeando, la peli Frost contra Nixon en la tele. Magistrales lecciones sobre qué son los políticos, qué son los periodistas. Lástima me da. Porque, al parecer, no hemos progresado mucho desde aquellos tiempos de la guerra de Vietnam.


lunes, 15 de febrero de 2010

EL BUEN ROLLO NO TIENE FRONTERAS


Es un signo de esperanza que el buen rollo triunfe sobre el mal rollo. Buen rollo es el que se exhibió ayer en la gala de los premiso Goya de cine. Buenas películas compitiendo, buenos actores y actrices, buenos profesionales en general, y un muy buen presentador, consiguieron un récord de audiencia televisiva de la retransmisión de la gala. Aunque, a mi entender, faltaban nominaciones a películas excelentes, como el Mapa de los Sonidos de Tokio, de Isabel Coixet, y sobraban nominaciones a pelis que nadie ha visto y que se cuelan siempre entre las designadas por la Academia para acudir a los Oscars (y no resultan elegidas...).

"Chapeau" para Álex de la Iglesia, "chapeau" para Penélope, para Bardem, y un gran "chapeau" para Almodóvar. ¿Almodóvar se ha reconcialiado con la Academia? No tengo ni idea, pero su presencia ayer, en el final de la gala, tuvo un sabor muy dulce. Vale que el ego y las pataletas (en mi opinión, justificadas) de los genios se contraponen a veces al sentido común y a las buenas maneras. Almodóvar se ha sentido durante años malquerido por sus colegas españoles. Pero el gesto de ayer se debió, sin duda, a ese buen rollo al que me refería. Vivan la madurez y el entendimiento, viva el talante de Álex (sin duda, el artífice del acontecimiento) y de muchas otras gentes del cine. Olé por Bardem, que apareció al lado de Penélope, dejando de lado el cansino juego del escondite al que nos han sometido durante casi tres años.

Hurra por el premio a Mercero, y por el glamour desplegado por actores y actrices con vestimentas despampanantes y maquillajes impecables. Y doble hurra por la Sardá y por el buen hacer de Buenafuente, sobrio, gracioso, y a punto de caramelo.

¿Pero por qué decimos amor cuando queremos decir sexo?¿ Cuál es la causa de los eternos lamentos acerca del cine español, de sus carencias, de la crisis en que está sumido, de su futuro incierto? Precisamente ayer se habló mucho del récord de espectadores del 2009, de la presencia de nuestras pelis, con premios incluídos, en numerosos certámenes internacionales; del apoyo importante de las televisiones hacia la industria del cine, del surgir constante de nuevos y prometedores directores y directoras, actores y actrices con talento, productores atrevidos, y técnicos que se codean con los mejores del mundo?

De verdad, que viva el buen rollo. Las riñas, los piques, los cónclaves, no nos llevarán a ninguna parte. El optimismo, la amistad y el coleguismo bien entendido, en cambio, nos hizo disfrutar de una gala de los Goya que nos dejó un muy buen sabor de boca.