martes, 29 de marzo de 2011

BROTES VERDES


Mi amigo Ramón Lobo (estupendo periodista) decía ayer en su blog que, al ver a un adolescente saliendo del metro con un ejemplar de periódico (gratuito) en la mano, había renacido en él la esperanza de que el periodismo no morirá del todo. Porque el periodismo, sobretodo el buen periodismo, es cierto que está en la UCI desde hace algún tiempo. Pero mientras quede un lector interesado en saber qué pasa, sobretodo si ese lector es una persona joven, existe la posibilidad de que alguien con la suficiente capacidad, preparación y, a ser posible, libre de presiones descomunales, decida contárselo. Es un brote verde, sí señor.

Y en dos días he visto ya dos brotes verdes. El segundo lo vi la otra noche en el programa de TV3 "30 minuts", que retrataba a varios jóvenes que con menos de 20 años han creado proyectos y empresas innovadoras con un éxito increíble. La mayoría han estudiado o estudian todavía, pero su experiencia demuestra que los estudios no han sido fundamentales para su éxito. La teoría de todos ellos es: no esperes que nadie te traiga el éxito a la puerta de tu casa; sal a buscarlo, arriésgate y trabaja en aquella idea en la que tú crees y que creas que podrá ser útil para otras personas. Un jovencito de 18 años que ya ha creado una red de agencias de viaje, que ahora quiere montar un complejo hotelero en Canarias y que se ha trasladado con toda su familia allí porque el gobierno canario cree que su idea es buena y le ayuda en su proyecto (el padre del angelito, que estaba en paro, ahora trabaja para el nene); un chaval de 16 que en sus horas libres se ha convertido, a través de internet, en un reputado productor musical que se codea con los más importantes de su ramo (que están alucinados con él); y también otro muchacho, que ahora tiene 23 años, pero que a los 17 inventó junto con un amigo un sistema operativo que hoy se disputan los magnates de la red. A este chico, cuya historia pueden leer hoy en la contraportada de La Vanguardia, Twitter quiso ficharlo cuando Twitter no era nada y él se negó; fue un error que le impidió convertirse en millonario, pero él se ríe de esa circunstancia, porque sabe que todavía le quedan por hacer cosas muy importantes, muchas más de las que ya ha hecho. Se llama Pau García-Milà y hoy mismo, en la portada del diario Público, Amazon anuncia una novedad que está basada en la idea de este chaval.

En medio de tanto pesimismo, de tanta tontería de ni-nis y de na-nas (de ná de ná), ver ese programa fue muy excitante, un brote verde que llenó mis pulmones de aire fresco. Lo vi junto con mi hijo de 18 años, que quedó muy impactado con el mensaje que le transmitieron todos estos chavales: tú puedes comerte el mundo si espabilas, si trabajas duro y, sobretodo, si crees en tus capacidades y no esperas a que venga alguien a decirte lo bueno que eres.




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