sábado, 12 de marzo de 2011

QUÉ FUE DE...



Qué fue de ella, no lo sé. Ni siquiera sé si era "ella" o "él". Sí sé que su madre, Isabel, se suicidó al cabo de los años. Era una persona psicológicamente muy inestable y que había sufrido mucho, y el episodio que les contaré fue un eslabón más de la cadena de dolor que vertebró su vida.

Nuestras familias eran amigas y nosotras dos, de edades similares, nos conocíamos desde pequeñitas. No nos veíamos a menudo, pero sabíamos más o menos qué hacía la una y qué hacía la otra. En la adolescencia me enteré de que Isabel tenía problemas mentales muy serios que requerían, en ocasiones, su internamiento. Y al cabo de un tiempo supe que aquella chica dulce, tranquila y cariñosa, había tenido "un desliz" y se había quedado embarazada con apenas 20 años. Su familia, ultracatólica y cercana al Opus, estaba horrorizada porque el supuesto padre era un hombre casado y, por lo tanto, no se podía amañar un matrimonio que salvara a la pecadora. El aborto, por supuesto, estaba fuera de toda cuestión. Se optó, pues, por "ocultar" a la muchacha, dejar que diera a luz, y entregar inmediatamente al bebé en adopción gracias a los buenos contactos con unas religiosas.

No sé nada más, ni siquiera sé exactamente cómo sucedieron los hechos, porque en casa nunca se habló abiertamente del tema, y menos aún en presencia de algún miembro de la familia protagonista. Sólo recuerdo rumores, cuchicheos, retazos de conversaciones. Se corrió un tupido velo sobre el asunto. Con el tiempo supe que se habían agudizado los problemas mentales de aquella muchacha, que no levantaba cabeza.

Al cabo de unos años, un día me la encontré por la calle. Yo llevaba de la mano a mi hijo, de apenas cuatro años. Íbamos a la consulta de un médico para saber si debíamos operarle de un problema menor. Habían transcurrido, aproximadamente, unos diez años desde que había ocurrido "aquello". De aquel encuentro fortuito se me quedó grabada la tristeza que asomó a los ojos de Isabel al mirar a mi niño pequeño.

Estos días estoy sobrecogida por las informaciones que están saliendo a la luz sobre los niños robados durante el franquismo y la transición. Niños robados o cuyas adopciones se basaron en un comercio vil e inmoral perfectamente organizado por médicos, religiosas y otros intermediarios profundamente católicos. Se supone que hay miles de casos, y ahora sé que el de Isabel fue uno de ellos. Y no estoy hablando de los años sesenta o setenta, no; lo de Isabel ocurrió bien entrada la década de los ochenta, cuando en España ya era legal el aborto.

Lamentablemente, nunca sabré qué fue de su niña, o de su niño, porque nadie está interesado en descubrirlo.






1 comentario:

  1. Precioso, triste y bien estructurado relato. Eva, ¿porqué no recuperas tus orígenes? Tienes muchas cosas para contar y lo haces muy bien.

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