martes, 1 de diciembre de 2009

EL CASO CENTELLES


El caso de la venta del legado del fotógrafo Agustí Centelles al Ministerio de Cultura español está levantando ampollas en Catalunya. Resumiendo, se puede decir que los hijos del fotógrafo, sientiéndose maltratados por el Departament de Cultura de la Generalitat, han optado por vender la obra de su padre al gobierno español, que la gestionará a través del Archivo General de la Guerra Civil Española, situado en Salamanca.
Escuchando a los protagonistas en la radio (los hijos, el Conseller, otra hija discorde con la decisión de sus hermanos), saco la conclusión de que el problema es que, como pueblo, tenemos cierta incapacidad para mirar hacia el futuro respetando el pasado. Los hijos están molestos por lo que ellos consideran un maltrato de la Generalitat, porque creen que no se ha valorado correctamente este importantísmo legado fotográfico, y porque está entre sus intenciones que el archivo tenga una proyección internacional que, según ellos, la Generalitat no podía asegurar. Pues bien, yo creo que, si se quería asegurar el eco artístico a nivel mundial, lo mejor habría sido vender el archivo a instituciones como el MOMA de Nueva York, por poner sólo un ejemplo. Ellos sí tienen dinero y capacidad de proyección importante. El hecho de que el legado vaya a parar al Archivo de Salamanca no deja de ser una provocación para muchísimos catalanes, porque hay todavía aquí muchas familias que reclaman todavía la devolución de documentos privados incautados ilegalmente durante la Guerra Civil y exhibidos alli como "trofeo de guerra". Eso, sin hablar de los famosos "papeles" políticos.

Escuchando los argumentos de los hijos en la radio, me ha parecido captar muchos sentimientos contradictorios entre los cuales no faltaba el resentimiento personal contra tal o cual institución. Y esa no es la mejor manera de gestionar un tema como éste. Respeto las opciones que han tomado en consideración los hijos, pero no la solución final. Porque su padre, el ilustre fotógrafo, nunca habría querido que su legado fuera a parar al que será, probablemente, su destino. Y creo que el deber de los hijos era preservar este deseo. Eso es lo que, en definitiva, ha dicho la hija, que ha hablado llevada por la emoción del momento. Yo pienso como ella: respetar los deseos del padre era lo fundamental y, en el mundo en que vivimos, había fórmulas para hacerlo.

La Generalitat quizás ha pecado de ingenua. Estoy segura de que no tenía la información suficiente para evitar el triste resultado (negociaciones secretas, o no comunicadas, con el Ministerio de Cultura español), ni los recursos necesarios para hacer frente a las exigencias de los herederos (divina financiación, ¿dónde estás?)

Y del Ministerio de Cultura, sólo diré que no me parece justa ni leal ni considerada la gestión que ha hecho de este caso. Salamanca no es sólo Salamanca, aquí en Catalunya. En Salamanca ha salido la población en masa a gritar en contra de los catalanes. I Agustí Centelles luchó durante muchos años para preservar su colosal archivo (colosal en todos los sentidos) en Catalunya.

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