miércoles, 23 de diciembre de 2009

VAMOS A CONTAR MENTIRAS, TRALALÁ...


Érase que se era una vez, en unos lugares virtuales que se emitían por tedeteses y cosas así, existían dos personajes que, de vez en cuando, se tiraban los trastos por un "quítame ahí esas declaraciones". Uno tenía un poquitín de audiencia, el otro casi ninguna. Lo que pasa es que, al salir por las tedeteses y eso, uno se crece. Es así, no le demos más vueltas.

El que tenía un poquitín de audiencia se llamaba Josep Miquel Monzó (me dicen que es allegado del gran escritor Quim Monzó...). Ya saben ustedes que los catalanes tenemos un gen defectuoso que nos hace hablar en catalán e, incluso, nos obliga a traducir a esta lengua vernácula los nombres extranjeros. Por ejemplo, a Prince Charles of England tenemos la caradura de llamarle Príncep Carles d'Anglaterra, o al Rey ése que emitirá su mensaje navideño también en ETB este año, cariñosamente le llamamos el Rei Joan Carles. Lo digo por precisar. Bueno, pues Josep Miquel vive en un recóndito estado de los USA, y ahí le llaman "El Grande". Conociendo el pragmatismo de los americanos, me pregunto el motivo de tal apodo. ¿Es Josep Miquel muy alto? ¿Es su cerebro de tamaño anormal, o será otra cosa? No tengo datos.

El que no tenía nada de audiencia (hasta que se lió la que se lió) se llama Germán-Te Rebotaste- en un Taburete-y Soltaste: auCH. ¡Vaya nombre!, pensarán ustedes. Bueno, y Chigrynsky, ¿qué? A todos hay que acogerlos en el seno de nuestra sociedad. El caso es que el pobre Germán, en hallándose triste y solo, de madrugada, en un local madrileño donde, supuestamente, hay señorit@s de és@s que fuman y te hablan de tú, recibió un mal tanto y se escoñó contra el taburete, haciendo honor a su nombre complicado. Y como Josep Miquel se había metido con él hacía unas horas en una de las tedeteses, se dijo para sí: "Éste lo va a pagar muy caro". Y dijo que todo había sido culpa del Monzó, Josep Miquel para los amigos.

Josep Miquel, oculto en su nevada cabaña en el estado recóndito de los USA, se acojonó. Cuando vio a Germán, EN PIJAMA Y DESDE LA CAMA DE UN HOSPITAL, acusándole de la agresión, se salió por peteneras y dijo no sé qué de los vídeos, que él no los controlaba y no sé cuántos. Pero hijo del amor hermoso, ¿acaso el dire de un programa no es su responsable? A mí me da que sí.

Pero bueno, ya la tenemos liada. Yo propongo lo siguiente: un careo entre Germán y Josep Miquel. Sin políticos ni historias, y con luz y taquígrafos. Porque es que yo, ya no sé qué pensar. El del pijama me da miedo y se le ve la mala baba. Y el pariente de Monzó, que me cae bien porque muchas noches me hace reír después de la pelea cotidiana con mis dos monstruos adolescentes, que dé la cara y con dos webs asuma la responsabilidad, no ya del batacazo contra el taburete (objeto que, sin duda, figurará un día en algún museo del esperpento), sino de dirigir un programa de humor con gente cachonda que hace vídeos estupendos.

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