viernes, 13 de abril de 2012

SOR MARÍA


Sor María se negó a declarar. El juez la citó en la primera causa que se celebra por el caso de los niños robados durante la dictadura franquista y los primeros (¿15?) años de la transición. Para quien no sepa de qué va la cosa, el asunto es que durante la dictadura de Franco, y durante un par de décadas tras la muerte del dictador, en numerosos hospitales y clínicas de España actuó (supuestamente, claro) un red de médicos y de monjas dedicada a la sustracción de recién nacidos de madres "sospechosas" (solteras, adúlteras), o simplemete pobres. La red entregaba los vástagos robados a familias pudientes o adictas al régimen. A las madres "sospechosas" se les decía siempre que los bebés "habían muerto", y se les negaba toda posibildad de ver el cadáver o de enterrar a sus vástagos. No había certificados de defunción ni de entierro. Eran tiempos oscuros en los que nadie se atrevía a protestar, y por eso se atrevían estas monjas y estos médicos a abusar inmensamente de aquellas madres o familias precarias. Sor María, María Gómez Vallbuena, no ha querido declarar. Tiene, dicen, 87 años. ¿Quién no quiere declarar ante un juez? Quien se cree culpable, o quien cree que su declaración sólo le inculpará, ¿no? Esta monja vieja sabe (supuestamente, claro), que es culpable. Que medió en asuntos muy turbios, que robó (supuestamente, claro) recién nacidos de mujeres y familias perfectamente capacitadas para criarlos, cobrando (supuestamente, claro) al entregar a los bebés a familias más o menos afines al régimen, al régimen franquista, tan católico, apostólico y romano. Qué pena, qué pena para todos nosotros, que hasta hoy no hemos sabido llevar a juicio a sor María. Esa monja verrugosa que ha comparecido ante el juez escoltada por la policía y por una monja sonriente (¿de qué se ríe esa hermana? Quiero saber de qué se ríe, esa monja a la que todos sustentamos con nuestros impuestos, ¡válgame Dios!).
Dicen los titulares que el gobierno (no sé cuántos ministros...) está decidido a apoyar a las víctimas y a llegar hasta el final del asunto. Mienten, créanme. Si fuera cierto, sor María habría dormido ayer entre rejas. Por más que tenga 87 años. Numerosas víctimas la han señalado y sus denuncias están avaladas por gran cantidad de documentos.
Transitamos tiempos muy confusos, y la gente sólo se preocupa, lógicamente, de cómo pagar el alquiler o la hipoteca. Pero pido un momento de homenaje a todas estas víctimas, madres y familias humildes que han vivido décadas de desconsuelo recordando aquel instante en que una monja desvergonzada les comunicaba que su bebé había muerto, que no había sobrevivido, seguramente por nacer en circunstancias tan vergonzosas, sin saber que, un minuto después, las verrugonas entregaban al recién nacido a una familia pudiente y conforme con el eslogan de una, grande y libre.

La noticia que ha inspirado este post ha sido el juicio por los hechos ocurridos en la clínica Santa Cristina, de Madrid, donde (supuestamente) sor María, María Gómez Vallbuena, con la connivencia del doctor Eduardo Vela, robó a la niña Pilar, hija de su madre (adúltera) Mª Luisa Torres. El abogado de la monja quiere alegar prescripción del delito. Manda webs.

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