Este año en Cannes los rostros palidecían en los desayunos del Carlton y del Martínez a medida que avanzaba la lectura del Financial Times...pero a la hora del almuerzo el Hollywood Reporter delvolvía el tono sonrosado a muchas mejillas.
¿Cómo se vive la crisis en Cannes? Pues hay tres tendencias: la opción A (manoletinas), la opción B (taconazo de más de 10cm), y la C (bota campera con medio tacón). La A está sacando los dientes, la B está de capa subida, y la C pues eso, es la C.
No hay alfombra roja como la de Cannes. Ni la de los Oscar, qué va. El problema es que este año estaba un poco cristianoronaldizada. Menos mal que vino Josh Brolin a poner punto y aparte. Ése sí que sabe. Porque se traía de la mano, nada menos, que a su señora, Diane Lane, esa mujer. Doy fe de que, a pie de escalinata, babeaba la concurrencia admirándola. Los fotógrafos y los reporteros televisivos, cuyo elenco se resume en un solo nombre, Jordi Montón, no sabían si enfocar a Woody trasteando con Naomi Watts, Gemma Jones (¡Oscar,please!) y Lucy Punch, o si seguir ciegamente el paseo de la Lane. Para entendernos, la Lane tiene de todo: manoletinas, taconazos y camperas, y además tiene un pedazo de señor, y pocos complejos. Se los llevó a todos de calle.
Se comentaba, después, que por la callejuela de atrás saldrá el próximo año Nicolas Sarkozy, que seguramente usará camperas para recogerle la cola a Carla Bruni cuando ésta se marque le tapis rouge al son de "Paris Midnight", la próxima peli de Woody.
Mientras tanto, alguien debe solucionar un problema: no hay en todo Cannes un buen lugar para tomar copas después de los estrenos y las aburridas fiestas patrocinadas por las joyerías. Por favor, que alguien se ponga a trabajar.
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