jueves, 22 de abril de 2010
ENANITOS MOTIVADOS
Luego dicen que cada vez hay más criaturas hiperactivas, y a edades más tempranas. Los progenitores, los educadores, los doctores, los "babysitters", todo aquél que por necesidad, obligación o vocación se relaciona con niños y niñas, se quejan de que no hay quien los aguante, de que es imposible lograr que presten atención, de que se comportan mal y de que la insatisfacción permanente les acompaña desde sus más tiernas edades.
A mí no me sorprende. Como mis hijos ya son mayores y todavía no tengo nietos, hacía mucho tiempo que no entraba en una tienda de artículos para bebé. Pero la humanidad sigue procreando y, días atrás, me fui a comprar un regalito para unos amigos que esperan gemelos. Menos mal que disponía de tiempo, porque la tienda era enorme y yo suelo entretenerme mirándolo todo antes de escoger lo que necesito. Quedé boquiabierta. Al poco rato de deambular por los diversos departamentos, una amable dependienta me avisó de que la mandíbula inferior me llegaba a las rodillas e incluso se interesó por mi estado de salud. Si verdaderamente los bebés o sus cuidadores necesitaran todo lo que allí se vendía, la crisis se habría terminado hace tiempo, por lo menos para esa cadena de establecimientos.
Me parece correcta la idea de que hay que estimular a los retoños cuanto antes, mejor. Pero ¿TANTO? Lo digo porque, sólo por mencionar algunos artículos destinados a los primeros meses de vida, vi mantitas de esas de juego que ya llevan incorporadas el agujerito para acoplarle un Ipod, móviles para suspender de las cunas con flashes y altavoces, artefactos de toda clase para que cuando el nene o la nena ensaye sus primeros movimientos sea totalmente incapaz de darse un golpecito en cualquier parte del cuerpo, tronas que no se estropean si los monstruitos deciden que la comida y la bebida están mejor fuera que dentro de los platos y vasos, aspiradoras especiales para recoger precisamente esos restos de papilla y reciclarlos adecuadamente, aparatitos que sacuden sillitas y cunas si el bebé llora, que al mismo tiempo le dan un masajito y que incluso pueden activar dispositivos con las voces de mamá y papá grabadas. No hablemos ya de las sillitas para coche, con bandejitas delanteras que son pozos insondables llenos de descubrimientos, con botoncitos para poner en marcha el DVD (con sus auriculares correspondientes, claro), pulsadores para ajustar ángulos de visión adecuados, espacio para las gafitas de sol...
No sigo porque no acabaría nunca. Salí de la tienda un poco triste y sin comprar nada. Decidí que el mejor regalo para los gemelitos serían unos momentos de silencio y quietud si es que alguna vez se encuentran conmigo.
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