FARROW CONTRA ALLEN
Vaya follón se ha vuelto a montar a raíz de la carta que
Dylan Farrow, la hija adoptiva de Mia Farrow y Woody Allen, ha enviado a The
New York Times hablando de los supuestos abusos sexuales que le infligió su
padre cuando ella era una niña. Digo “se ha vuelto a montar” porque el
escándalo en sí se produjo hace casi 20 años, cuando Mia descubrió la relación
de Woody, su pareja, con la hija que ella y André Previn habían adoptado, y
pocos meses después acusó a Woody de abusar sexualmente de Dylan. Hubo una
investigación judicial exhaustiva, seguida día a día por todos los medios de comunicación
planetarios, que terminó con el archivo de la causa por parte del juez. Los
médicos determinaron que no había habido abuso, y el juez consideró que las
versiones de la madre y de la niña eran inconsistentes. Woody nunca fue acusado,
se casó con Soon-Yi en 1997, y en el lapso de los dos años siguientes, adoptaron
a sus dos hijas, Bechet y Manzie, cuando contaban con pocos meses de edad.
El mismo año en que Woody y Soon-Yi se casaron románticamente
en Venecia y pasearon su amor por París, Mia publicó sus memorias, “What Falls
Away”, un libro estupendo hasta que te das de bruces con el relato minucioso de
la supuesta perversión de Woody Allen. Lo que Dylan ha dicho ahora en su carta
sigue, al pie de la letra, lo que su madre escribió entonces. Creo que Mia hasta
hablaba del trenecito eléctrico, la imagen más poderosa que nos ha quedado de
todo el relato de Dylan. Lo digo porque, cuando se publicó, yo me compré el
libro y lo leí. Ahora lo he buscado en mi biblioteca y no lo he encontrado; en
los últimos años he sucumbido a unos cuantos impulsos de dejar libros
prescindibles en el parque de delante de casa, para que los disfruten los
estudiantes de una facultad cercana. Una vez la Guardia Urbana me quiso multar
porque “con los libros se pueden hacer barricadas”. Pero eso es otra historia.
Leí el libro, y la conclusión que saqué fue que, si todo lo
que se decía allí hubiera sido verdad, de ninguna de las maneras Woody habría
podido escapar de las garras de los jueces, habría pasado el resto de su vida
enchironado, y Mia le habría sacado las entrañas en forma de cientos de
millones de dólares. Y mi convicción de la inocencia de Woody Allen se confirmó
cuando, en los dos años siguientes, él y Soon-Yi adoptaron a sus dos hijas.
¿Alguien puede creer que los responsables judiciales de estas adopciones, que
sin duda estarían al corriente del escándalo Woody-Mia-Soon-Yi-Dylan, habrían
entregado a dos criaturas de meses a tan perversa pareja, de haber tenido la más
mínima sospecha sobre el comportamiento de él? Yo, por supuesto que no.
Los azares de la vida propiciaron, una década después de todo
esto, que entablara una relación de amistad con los Allen. Son afables e inteligentes, se llevan estupendamente, adoran a sus hijas y
ellas a ellos, aunque ahora ya son adolescentes y están en “esa edad” en que
creen que los padres no saben nada y son unos pesados. Nunca hemos hablado
abiertamente de lo que ocurrió con Mia Farrow y con Dylan, aunque Soon-Yi sí me
ha hablado de su madre, y no muy bien, por cierto. Por eso, al reactivarse el
escándalo, he estado en contacto con ellos. Siguen manteniendo lo mismo: que
Mia es una mujer amargada y rencorosa que ha manipulado a sus hijos y que, al
no conseguir hundir a Woody hace 20 años, con un proceso judicial primero y un
libro mentiroso después, lo está intentando de nuevo, en vista de los numerosos
reconocimientos públicos y privados que el director está acumulando en los
últimos años (diversos Oscars, Globos de Oro y Bafta, aclamación de la crítica
y del público). El pistoletazo de salida lo dio Ronan, el único hijo biológico
de Mia y Woody (aunque ahora ella insinúa que el padre es Frank Sinatra), que
hace unas semanas, después de la concesión de un Globo de Oro a toda la carrera
cinematográfica de Woody Allen, recordó en un tuit envenado que ese hombre
había molestado sexualmente a su hermana. Y ahora, la carta de Dylan.
Los Allen están disgustados,
por supuesto, y dicen que lo que más les ha dolido ha sido el tratamiento que,
de nuevo, ha hecho la prensa de este tema, y sobre todo, que “una madre rencorosa
y vengativa” haya destrozado la vida de Dylan. Menos mal que otro de los
vástagos, Moses Farrow, que también fue adoptado por Woody Allen, ha salido en
su defensa diciendo que las acusaciones son falsas y fruto de las maquinaciones
de su madre.
¿Porqué la prensa de todo el mundo se ha abonado de manera
tan espectacular a difundir y a dar crédito a las acusaciones de Ronan y de
Dylan? Es lógico que se publicaran las noticias de la carta de la joven y del
tuit de su hermano, no en vano Woody Allen es una figura reconocida a nivel mundial.
Pero me ha asombrado que en muchos de los artículos, informativos o de opinión,
se ha condenado al director otorgando veracidad a unos hechos que nunca fueron
probados. Mi teoría es que a Woody Allen ya se le condenó moralmente hace
muchos años a raíz de su relación con Soon-Yi, que no era, como se ha dicho hasta
la saciedad, su hija adoptiva, sino la de su pareja, con la cual no convivió
jamás. Soon-Yi, que ya era mayor de edad cuando empezó la relación y estaba en
la universidad, no convivió con Woody, por el simple hecho de que Woody y Mia
nunca compartieron casa. El director no podía vivir en una casa con más de una
decena de niños; vivían cada uno en su apartamento, a cada lado de Central
Park, y Woody acudía a regañadientes a la casa de Connecticut, donde supuestamente
se produjeron los diabólicos hechos, ya que, como bien explica Mia en su libro,
odiaba el campo y los insectos. Mia y él compartieron a lo largo de los años cama,
trabajo, viajes y amigos. La relación de Woody con los niños era escasa,
excepto con Dylan y Moses, a los que adoptó. Cuando conoces cómo se
desarrollaron los hechos, el nivel de censura por la relación entre Woody y
Soon-yi, qye ya hace 20 años que dura, no puede ser tan desmesurado. La mayoría
de la gente le perdonó a Woody su “falta”, como cuando uno perdona al amigo
que, después de separarse de su mujer, se casa con la hermana de ésta, o con su
cuñada. Yo tengo un amigo que se juntó con una mujer separada, la dejó, se
aparejó con la hija de ella, tuvieron un hijo, y todos ellos viven en la misma
casa, felices y contentos. En todas las salidas nocturnas y diurnas con los
Allen a lo largo de los años jamás he visto ningún gesto de rechazo hacia
ellos, sino todo lo contrario. Sólo una vez, cuando en un círculo de amigos míos
en Nueva York salió a colación mi relación con ellos, una mujer joven se
levantó indignada y le llamó depravado. Luego me dijeron que era del Tea Party.
El
representante de Woody dijo que éste responderá muy pronto. Seguramente lo hará
en The New York Times. Pero para ir calentando motores, léanse el artículo quepublicó en la revista The Onion pocos días después del famoso tuit de Ronan
Farrow. A pesar de que su tono no me parece del todo adecuado, debido
seguramente a un cabreo monumental, en el fondo tiene toda la razón. La
solución a si es un hombre inteligente y divertido, autor de varias películas
emblemáticas de la historia del cine, reconocido en todo el mundo por su
talento y por su sabiduría; o un pedófilo depravado violador de niñas, depende
exclusivamente de cada uno de nosotros.
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