martes, 19 de junio de 2012
HIPERCOR
Hoy hace 25 años del atentado de Hipercor. ETA puso una bomba en el párking de un supermercado de Barcelona y mató a 21 personas, la mayoría mujeres y niños. Fue muy bestia.
Yo trabajaba entonces en los servicios informativos de TV3, como reportera. Pero ese día no trabajaba. Estaba enamorada, y aquel viernes emprendía un romántico viaje en coche, con mi pareja, a Italia. Recuerdo haber escuchado la noticia del atentado en la radio, el impacto que produjo, enchufarme a la tele para ver las primeras imágenes, cargar el coche, enfilar la Meridiana para salir de la ciudad, como hacíamos todos antes de la Barcelona olímpica que nos trajo las rondas...Me iba de vacaciones pero sabía que lo que había pasado era muy gordo.
A la vuelta, 10 días después, lo de Hipercor todavía coleaba. Informativamente hablando, quiero decir. Me incorporé a mi trabajo y, en alguno de los noticiarios, todavía se reseñaba el estado de los heridos (45 personas. Personas: hombres, mujeres y niños con gravísimas heridas, amputaciones y quemaduras sobretodo). Pero enseguida se acabó. Se dejó de hablar de ellos y del atentado, así, sin más. ETA perdió de golpe todo el apoyo que, recordémoslo, había tenido en algunos ámbitos de la sociedad catalana. Diversos partidos minoritarios habían pedido el voto para Herri Batasuna en elecciones cercanas en el tiempo al momento del atentado. Pero ahí se acabó la aventura y la connivencia, lógicamente.
Durante años no se habló de Hipercor. Pero un día me tocó ir a entervistar a Roberto Manrique, que en aquel momento presidía la asociación de víctimas del terrorismo en Catalunya. Me pareció un hombre profundamente herido que no sabía bien bien qué camino tomar, porque algunos buitres políticos ya acechaban para apropiarse de su desgracia. De la suya y de la de las otras víctimas.
Nunca más supe de Manrique, pero le recordé el día que entrevisté al padre de Ana Cristina Porras, la niña que perdió el pie en el atentado a la casa cuartel de Vic (29 de Mayo de 1991). La foto de Ana Cristina en brazos de un guardia civil ensangrentado dio la vuelta al mundo. Cuando entrevisté al padre habían transcurrido unos pocos años desde el atentado, y me contó la soledad inmensa en la que él y su familia se encontraban. Su hija, la niña coja, todavía tenía que afrontar muchas dificultades para acceder a una prótesis que la ayudara a caminar. Ningún político de la ciudad, ni del gobierno, se interesaba por ellos. Estaban a punto de marcharse de Vic para irse a vivir a una ciudad andaluza. La pena que me dio no la puedo describir. Me pareció un hombre bueno que intentaba acariciar con su mirada a su hija, la niña coja, que nos observaba sentada en el sofá del comedor.
Y ahora, en estos días convulsos, leo que Manrique se ha entrevistado en la cárcel alavesa de Zaballa con uno de los ideólogos del atentado de Hipercor, Rafael Caride Simón, condenado a 790 años de prisión por aquel atentado. Manrique no le ha estrechado la mano a Caride, pero ha acudido al encuentro y dice apoyar la vía de la reconciliación. 25 años después del atentado, este hombre ha hecho su recorrido y habla del perdón, de los pasos políticos, penitenciarios y legislativos que se darán y que dolerán a las víctimas pero que son necesarios, y de que hoy no ha querido estar en Barcelona durante los actos de recuerdo del atentado para no encontrarse con las mismas personas que le dijeron hace unos meses que cerraban la oficina de la Generalitat de atención a las víctimas porque no era una prioridad. Manrique tiene su tela. Vivió su calvario y, tras muchos años, renunció a representar a las víctimas porque se dio cuenta, a tiempo, de que intereses partidistas querían politizar y capitalizar su dolor. Mi recuerdo, hoy, 25 años después de un suceso trágico que marcó nuestras vidas aunque hoy apenas signifique nada, es para él, para el padre de Ana Cristina y para muchos otros que vivieron en carne propia las pérdidas más irreparables y la indiferencia de la sociedad que les rodeaba, la nuestra, que no supo estar a su lado.
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Triste, muy triste! Y lo haces bien en recordar estos momentos dificiles para las victimas! Para que no se encuentran mas solas en su dolor, también despues de tantos años, como se sentirón las años atras!
ResponderEliminarEs que fue muy duro para ellas, y nadie lo reconoció. Y han sido años y años de ostracismo, e incluso de desprecio por parte de muchos. Muchas gracias por tun comentario. ;)
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