miércoles, 8 de abril de 2009


Como estoy ociosa, a veces hago zapping en la tele. Ayer topé casualmente con un programa de Telecinco, en el cual unas reinonas femeninas deben escoger a un aspirante a "pareja" entre varias posibilidades. La mayoría de aspirantes tienen pinta, para que nos entendamos, de portero de discoteca. Mucho músculo, mucho tatuaje, mucho pelo pincho engominado o, al contrario, calvas perfectamente afeitadas; mucho pendiente brillante en los pabellones auditivos, y poco discurso. Mucha labia, eso sí, pero poco discurso. También es verdad que en este concurso no se prima el discurso, sino más bien el exabrupto, el ataque gratuito, el espectáculo.

Bien, pues de repente apareció un aspirante nuevo. Un chico guapo, elegante, educado. La presentadora dijo que era de origen armenio, que su familia había peregrinado por muchos países hasta establecerse, hace unos años, en Sevilla, y que el chico en cuestión hablaba cinco idiomas. Él habló un poco con las chicas, mostrándose agradable, y no le dio tiempo para más: inmediatamente, varios de los aspirantes empezaron a atacarle. Lo que más le echaron en cara, ojo al dato, era la cuestión de los idiomas. "Oye, tú, ya que sabes tanto, ¿porqué no sigues viajando y aprendes más idiomas, que parece ser lo que te gusta? Te lo digo porque en nuestro país no se te ha perdido nada". Otro: "No, si en fondo está bien, porque ya se sabe que en temas de sexo, la lengua es muy importante". Etcétera. Me quedé pasmada, pero como últimamente me pasmo cada cinco o diez minutos, pasé del tema.

Por la noche, ya metida en cama, volví a zapear y me topé con "Singulars", un nuevo programa de Canal 33. El entrevistado era el teólogo Hans Küng. Ni la teología ni la religión son temas que me entusiasmen, y por tanto pensé que aguantaría un par de minutos. Pues bien, ese señor me cautivó. Cuánta sabiduría, cuánta inteligencia, cuánto esfuerzo y cuánto trabajo encerraba su discurso. El hombre se expresaba muy correctamente en castellano, aunque con alguna dificultad esporádica. El presentador, amablemente, explicó que el señor Küng habla diez idiomas y, para facilitarle el desarrollo de sus ideas, le invitó a expresarse, si lo deseaba, en inglés, lengua en la que es más fluído. Kúng así lo hizo. Dijo un par de frases en inglés, y volvió inmediatamente al castellano. Admirable. Lejos de amedrentarse, adoptó la posición de seguir en castellano, en honor a su público, porque además de que ha estudiado esta lengua durante años, su nivel de expresión es más que correcto. Decidió sacar provecho de su esfuerzo, y lo hizo muy bien. Küng tiene 81 años, y no le escuché decir ni una sola tontería o nimiedad.

Da gusto escuchar a las personas que "saben" cosas, la verdad. No tienen que ser grandes eminencias. Simplemente deben tener un discurso coherente, elaborado y justificado.

Me acosté tan ricamente, y he soñado con los angelitos.


1 comentario:

  1. La teología de la liberación ha sido maltratada por la jerarquía católica. Suele pasar.

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