UNA BONITA
TARDE
Qué tarde
más maravillosa. Sola en casa: todos se han ido. A través del tamiz de las
cortinas, entreveo un cielo azul, luminoso, sin una nube, sin un mal presagio.
Aunque también me gustan los cielos grises y amenazadores, que me dan ganas de
esconderme bajo el edredón para esperar lo peor. Pero hoy el cielo que vislumbro
es electrizante, y el hecho de que ya alargue el día lo hace especialmente
atractivo, no sé, parece que me invita a esperar tiempos mejores.
Esta mañana
he ido a una manifestación a un pueblo vecino, Vullpellac. Nos manifestamos en
contra de la instalación de una macro planta de tratamiento de residuos en
Forallac, en el Baix Empordà. Será, si se aprueba, una planta monstruosa, que arderá
365 días al año con todo tipo de
residuos, quemará esqueletos de coches y sus baterías, y muchas otras cosas,
polucionando el aire, el agua y la tierra que nos rodea. Contaminará acuíferos
y cultivos cercanos. Al parecer, quieren traer residuos de Francia y de
Inglaterra y, si se aprueba, se instalará al lado de un entorno protegido.
En la
manifestación había gente, sí, pero muchos menos de los que esperaba. La
mayoría era gente del pueblo o de los pueblos más cercanos, aunque teniendo en
cuenta la campaña que ha hecho S.O.S.Empordanet, un grupo muy activo en defensa
del territorio, me han parecido pocos. He echado en falta a numerosísimos
amigos que tienen casa por aquí. No son residentes, son residentes de segunda,
o mejor dicho, de segunda residencia. A todos les gusta disfrutar de su segunda
residencia, del paisaje, del aire, del mar, de la gastronomía. Pero hoy no han
salido a defender su territorio. Porque este
territorio es nuestro, también, y está amenazado.
Se dice que
el alcalde está comprado y está dispuesto a recalificar, se dice que unos deben
favores a otros…lo de siempre. ¿Y desde siempre nos hemos dejado mandar,
imponer, aplastar? Yo creo que no, y creo también que éste es un momento que
debemos aprovechar. Hay que manifestarse, hay que salir, hay que protestar, hay
que oponerse a los sinvergüenzas. Sin nuestro movimiento, no pasará nada. O al
revés: sin nuestro movimiento, pasará todo: el alcalde recalificará, el
proyecto se aprobará, la planta se construirá, vendrán residuos de Francia y de
Inglaterra, arderá todo 365 días al año, se contaminarán el aire, los
acuíferos, los cultivos, y todos saldremos perdiendo. Venga ya, en la próxima
manifestación, que la habrá, seamos el doble…
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