
SOY MOTERA Y QUIERO COMPRAR MI PROPIA MOTO
No voy a votar en las europeas. Creo que no voy a volver a votar hasta que los partidos políticos no se decidan a prescindir de una norma absurda que les "colaron" a los periodistas hace ya un montón de años. A los periodistas y a sus jefes, claro. Se trata de los llamados "bloques electorales", es decir, la presencia (contada en minutos y segundos) en los medios de comunicación de los actos electorales durante las campañas. Cuantos más diputados tiene un partido, más segundos le tocan en un informativo. De manera que, cuando eres periodista y sigues la campaña de un partido (para una radio o una tele), sabes exactamente cuántos segundos "te tocan" para dar una información. No importa que el acto que vas a cubrir sea importante o no, o que se produzca una declaración de interés, ni nada de nada. Sólo importan los segundos que te han adjudicado.
Y eso no es lo peor. Lo peor es que ahora ya ni siquiera te dejan cubrir el acto. Prohibido grabar imágenes o sonido. Los partidos tienen sus propias cámaras y sus micrófonos, y proporcionan a los medios los planos, los cortes de voz y las imágenes que ellos (los partidos) creen más adecuados. Una barbaridad. Es decir, ellos se lo guisan (montan los actos para sus militantes), ellos se lo comen (aplauden todos a rabiar por lo riquísimo que está todo) y nosotros (los periodistas, los propietarios de los medios y los ciudadanos que consumimos información) nos lo tragamos.
¿Por qué tragan los medios de comunicación? Por los compromisos e intereses de toda índole (principalmente, económicos) que tienen con éste o aquél partido, éste o aquél gobierno. ¿Y los periodistas? En la mayoría de los casos, porque sus contratos son muy precarios y se juegan el sueldo.
En algunos ámbitos (muy pocos, la verdad) se intenta combatir esta tendencia. Hay emisoras de radio y canales de televisión que anuncian huelgas (limitadas) durante las campañas. Este hecho se viene sucediendo desde hace algunos años, pero no veo que sirva para mucho. Creo, sinceramente, y por experiencia personal, que en este terreno vamos para atrás, y no hacia adelante. En cada campaña las limitaciones son más y más, y más los "entes" (por llamarlos de alguna manera) que se atreven a imponerlas, y más los que se someten a ellas. Va a ser difícil ver a un político sacarse un moco de la nariz o rascarse un grano, por no referirme a cosas mucho más importantes, como someterse a preguntas, titubear o dar un paso (o una opinión) en falso.
¿Y los Colegios de Periodistas? Pues nada, ahí andan, enredados en otros temas. La única esperanza que tengo es que, como en otros asuntos, los ciudadanos se animen a grabar sus vídeos, utilicen sus móviles y "pesquen" la realidad. Piensen ustedes que estos actos de sacrificio, este malgasto de baterías, obtendrá, si la cosa resulta jugosa, una considerable recompensa dineraria porque, digo yo, alguien quedará por ahí interesado en desenmascarar el terrible engaño. Ingenua, me llaman algunos.