martes, 13 de octubre de 2009

LOS TITULARES


Realmente, sólo hay que leer los titulares de un periódico para quedar anonadado cada día. Resulta que la última canción de Michael Jackson se titula "This is it", o sea, "Se acabó", o "Es lo que hay". Una canción estupenda, en su estilo. Conociendo el percal, sin embargo, me pregunto si verdaderamente ése es el título que él tenía pensado para el tema, o si algún listo lo habrá perpretado sabiendo de sobras que se va a forrar de verdad. Tiempo al tiempo.

También leo que unos salvajes han entrado en una granja en un lugar del País Vasco cuyo nombre no recuerdo y han matado a golpes a 2.000 conejos. Aparte de la atrocidad en sí, no puedo ni imaginarme un lugar donde se respeten los derechos "animales" de 2.000 conejos hacinados engordando para ser sacrificados. Para que luego hablen de los toros de lidia. Por cierto, si a alguien le interesa, tengo una receta muy buena para hacer un excelente "conejo agridulce". También leí la semana pasada que en algunos mataderos hay unas máquinas "abrazadoras" de vacas, que las tranquiliza antes del sacrificio porque se ve que las vacas "huelen" el tema y, si se someten a la matanza en estado de pánico, sus cuerpos desprenden un tóxico que no es nada saludable para el consumo humano, aparte de que les da mal gusto. Que conste que no soy vegetariana; al contrario, soy carnívora al 1000%100 y nada me gusta más que un buen bistec. Lo que me molesta es la tontería, en general.

Hoy también sale en el periódico el tema de los chicles. Resulta que los chicles pegados al suelo son nefastos, difíciles y carísimos de erradicar, y que esta superficie dañina aumenta 20 metros cuadrados al mes, sólo en la ciudad de Barcelona. ¿A que nunca se han parado a mirar el asfalto o los adoquines por los cuales caminan? Pues yo sí, porque hace muchos, muuuchos años (y no vayan a tildarme de abuelita, ¡Por Dios!), hice una escala técnica aérea en Singapur. Y en el aeropuerto de Singapur no se controlaban las drogas ni el alcohol, pero se vigilaba muy de cerca quién llevaba chicles en su equipaje, facturado o de mano, para evitar que cualquier turista echara al suelo un chicle masticado (eeeccss). Las multas en Singapur por escupir un chicle son, desde hace muuuchos años, morrocotudas. Yo sólo recuerdo que en aquel momento de deambulación por las terminales del aeropuerto de Singapur pensé: ¡Qué suerte, no vivir en Singapur!.